¡Hola! ¿Cómo estás?
Estamos aprendiendo que Jesús enseñó con palabras y con hechos.
Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene,
nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”
(Juan 6,35).
Cuando Jesús estuvo en la Tierra, sus enseñanzas y milagros atrajeron a muchos. A veces la gente ocupaba tanto a Jesús y sus discípulos, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer. Y en dos ocasiones, grandes multitudes siguieron y escucharon tanto a Jesús que tampoco tuvieron la oportunidad de comer.
Te dejo para ver esta película sobre la multiplicación de de los panes y los peces:
https://www.youtube.com/watch?v=_Tl5XknHEiA
Hay varias lecciones que podemos aprender:
1) Debemos tener el mismo deseo de esa gente de escuchar la Palabra de Dios.
2) Jesús es compasivo. Aunque el hombre no debe vivir solamente para comer (Mateo 4,4), Jesús entiende nuestras necesidades y Se identifica con ellas.
3) Ningún don, talento u obra buena ante Dios es demasiado pequeña. Jesús pudo convertir el pequeño almuerzo de un jovencito en alimento para miles de personas.
4) Si buscamos el reino de Dios primeramente (Mateo 6,33), Dios proveerá para nuestras necesidades.
5) Dios siempre bendice abundantemente, tanto que sobró alimento en ambas ocasiones.
Contestá:
En Juan 6,35, Jesús dijo que el que viene a Él, no tendrá hambre. ¿De qué tipo de “hambre” creés que estuvo hablando?
Pensá y escribí algunas cosas “pequeñas” que podés hacer por tu familia en estos tiempos de cuarentena.
Mencioná algunas de las bendiciones que Dios te provee diariamente.
Mandame tus respuestas al mail:
catequesismadreadmirable@gmail.com
¡Escuchá qué linda canción!
https://www.youtube.com/watch?v=f4sBnpo4IXs
Y esta semana también te dejo para rezar una oración:
Señor, tal vez no tenga muchas cosas para dar,
pero he recibido muchos dones
para compartir con los demás.
Enseñame a no ser egoísta,
a pensar primero en los demás
y a compartir con alegría.
Enseñame a compartir
lo que soy y lo que tengo.
Que no me apegue
a mis cosas y me las guarde,
sino que aprenda a ofrecerlas,
para que todos puedan disfrutar con lo que he recibido.
Tengo mucho para dar,
y lo que tengo se puede multiplicar si lo comparto.
Jesús, cambia mi corazón
y que comparta lo que tengo
porque dando se recibe
y compartiendo se descubre
tu presencia en nuestro corazón.
¡Que así sea, Señor!
¡Hasta la semana que viene!
Seño Moni
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